22 enero 2008

POLITIKIMIX

No se que me produce más reflujo gástrico si los políticos o la política. El término en sí mismo me suena a cosa afilada, ácida, hueca, no se si por las ies que pinchan o por la p, la t o la c, consonantes todas ellas secas y sordas. Aparte de la política, me rechina el periodismo. Ambas nacen con intenciones saludables, con el deseo de llevar palabras y concordia al mundo. Sin embargo aún no he conocido político o periodista al que sienta ganas del hincarle el diente.
Del mismo modo que los periodistas se recrean y autoalimentan con una buena catástrofe, los políticos consideran que si el partido de la oposición les arrebata el poder, el país se autodestruirá en menos de 4 años. No hay muchas más profesiones donde la falta de respeto esté más cerca de ser una virtud que un defecto. Pronto nos van a hacer tragar sus áridos panfletos. ¿A quién regurgitar? no me siento con ganas de digerir a ningún partido. El juego izquierda/derecha me da risa y cada vez más repugnancia. Quizá si el cabeza de lista fuese mujer... me refiero a mujer de verdad, no esos peleles con gesto de estupidez permanente tan manejables y sordos como el sector en el que se mueven... Otra alternativa sería votar a algún partido gestante, tan pequeño y herbívoro que todavía viva en la ilusión infantil de que en este negocio hay sito para los que no van armados con cuchillos de sierra.
Me ronda últimamente la idea de patentar una Termomix en la que meter todos los programas troceados y candidatos del mercado. Seleccionas los ingredientes de cada propuesta electoral que más te apetezcan, agitas y listo. Por un lado te sale la vitamina, por otro la basura.